lunes, 22 de mayo de 2017

Carta Abierta por Danilo Fernández:

A un año de vivir una pérdida irremediable, un huracán que dejó a mi familia devastada en el terreno afectivo, la columna vertebral de los eventos familiares se nos fue en un simple abrir y cerrar de ojos, el “Farol” que nos alumbraba, se apagó.
 Una muerte imprevista como muchas pero infrecuente como pocas fue la que sorprendió a mi Padre Ramón Evaristo Fernández, más conocido en el pueblo como Farolito, aquella tarde del 21 de Mayo en pleno Cementerio, al costado de la Cruz Mayor en el sepelio del padre de uno de sus amigos. El dolor es indescriptible ante el vacío de su falta, pero como familia de Fe que somos, creemos que Dios así lo quiso y hoy está en un mejor lugar como Jesús nos prometió.
 Por eso hoy, aunque el sufrimiento siga intacto, no puedo dejar pasar la oportunidad para agradecer a quienes me han acompañado todos éstos 365 días difíciles que he vivido junto a mi madre y hermanos. Gracias a los amigos que dan fuerzas para seguir, gracias a mis tíos, tías, primos y demás miembros de la inmensa familia Fernández y Lovey que estuvieron conteniéndonos. Gracias a los vecinos, a los compañeros de trabajo y de estudio que siempre tienen palabras para animar a seguir. Gracias también al sacerdote Julián y GRACIAS realmente a todas esas personas que me ayudaron afectivamente.
 Así también quiero hacer un apartado a las injusticias que se produjeron luego del fallecimiento de mi padre, primero: con un servicio de sepelio VERGONZOSO del Agua Potable: con la habitación sin frazadas, una caja de calor ventor vacía, sin tazas, ni café, ni yerba; segundo: un Registro Civil con MÁS EXCUSAS QUE SOLUCIONES, que nos otorgó el Acta de Defunción después de casi dos meses venciendo así los plazos para un montón de trámites consecuentes a cualquier fallecimiento;  tercero: LA NEGATIVA del Intendente para otorgarle el derecho de ingresar a trabajar en la entidad pública municipal en el lugar de mi Padre, quien fue empleado en función hasta el día de su partida; y cuarto: LA INOPERANCIA del municipio en tramitar la pensión del sueldo que debería estar cobrando mi madre como viuda y hasta el día de la fecha, UN AÑO DESPUÉS DE LO ACONTECIDO, sigue sin percibir el beneficio que le corresponde por los años de aporte al InSSSeP.
 Sentí mucha impotencia que ha perdurado en este tiempo, no hay fuerzas para luchar cuando el dolor es tan grande, concentrarme en la salud de mi madre fue mi prioridad y pasé por alto la actitud miserable del Jefe Comunal y de cada uno de los responsables de las injusticias que me ha tocado vivir. La vida es una rueda, que nunca para de girar, hoy estamos abajo y mañana podemos estar arriba para luego volver a bajar, todo es muy incierto, más aún si ocupamos lugares circunstanciales.
 Gracias a Dios la felicidad se encuentra muy lejos del dinero, y aunque éste año que pasó, la situación económica no acompañó a mi madre, la familia, hijos, hermanos, sobrios, nietos y parientes en general, hemos custodiado su bienestar y su corazón uniendo a la familia con lazos de fraternidad.
 Quería hacer público éstos actos de inmoralidad de la sociedad en la que vivimos, donde pesa más el pensamiento ideológico de una persona, que el valor que poseemos por el simple hecho de ser PERSONA. Una indecencia departe de las autoridades de éstas instituciones a quienes las defino simplemente como inhumanos e inútiles.
 El día que entendamos con profundidad el verdadero Rol que debemos cumplir cuando ocupamos un cargo público o cuando representamos a una institución, tal vez ahí podamos avanzar como pueblo, mientras tanto la innocuidad apabulla nuestras vidas y nos alejará del éxito del crecimiento y la hermandad.
 Gracias por Leer: DANILO FERNÁNDEZ

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