A través de su medio de comunicación, quisiera compartir con usted y con la comunidad, algunas reflexiones personales relacionadas con el asesinato del joven estudiante Samuel Flores, al que tuve el gusto de conocerlo personalmente por ser amigo y compañero de curso de mi hijo.
La primera reflexión surge de la impresión, que me causó observar sobre el ataúd que contenía el cuerpo de Samuel, su blanco guardapolvo, con las últimas dedicatorias y recuerdos escritas por sus compañeritos de colegio . Sí, la indumentaria principal que lo identificaba como estudiantes, estaba junto al cuerpo inerte del apreciado, querido y jovial, “samu”. Sentí que ese guardapolvo blanco, se había manchado con la sangre de aquel estudiante aplicado, educado y excelente persona. Pero también, ese mismo guardapolvo, se había cubierto con las oscuras sombras de la muerte. Muerte que seguramente se hubiera evitado, si los ADULTOS de Machagai, tuviésemos el valor y el coraje de EXIGIR que los funcionarios de turno, cumplan con su deber de brindarnos SEGURIDAD.
Pensé, qué respuestas tendremos los ADULTOS para darles a los compañeros de curso, cuando ingresen al aula el primer día de clase del presente año, y vean la silla y la mesa de Samuel, vacía. No encontré ninguna respuesta, solo sentido de culpa por no animarnos como ADULTOS, a exigir que el Estado a través de sus organismos, nos brindara SEGURIDAD
La otra impresión fuerte que viví fue ver a sus compañeritos de curso, con sus guardapolvos blanco, llevar el féretro de su amigo “Samu” en la iglesia y en el cementerio. ¡Qué mensaje fuerte! ¡Por Dios! Entendí que ellos, con valor y decisión nos pedían a los ADULTOS allí presentes, ¡Hagan algo por nosotros! ¡Salgan a EXIGIR JUSTICIA Y SEGURIDAD!. Pero no solamente los chicos nos hicieron sentir sus pedidos. También Samuel, desde el cielo a través de las frías gotas de una lluvia intensa, nos dejaba a todos los ADULTOS el pedido que DESPERTEMOS DE NUESTRA PASIVIDAD PUEBLERINA y saliéramos a RECLAMAR POR JUSTICIA Y SEGURIDAD.
Me pregunté a mi mismo: ¿tendremos los ADULTOS de Machagai, el coraje y el valor de responder al pedido de “samu” y de sus compañeritos?.
VALENZUELA, Abel
Qué tristeza, no hay palabras....
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